EL
SOL DE LA MAÑANA
Parece
llover en el cielo.
Ya
el grillo calmó su cántico
y guareció su cuerpo
del
agua muerta.
Las
memorias anegadas
de
su propia ponzoña,
sucumbieron
en esta ciudad
de
pájaros desalados.
Las
ausencias abrazaron las respuestas
al
tiempo que tarareaban
su
propio réquiem.
Nada
importa, después de todo,
mientras
siempre acaben los días para algunos
y nunca
empiecen para otros.
Nada
importa
mientras
volvamos la mirada
hacia
el lado en el que se cieguen los ojos.
Nada
importa
mientras
haya bocas que pronuncien
la
palabra que no hable por sí misma,
mientras
el rugido del león
paralice
nuestros pasos,
mientras
las manos
tan
solo construyan muros
con
el único fin de proteger fracasos.
Después,
cada mañana exhalará
un abnegado
aroma a tostadas y café,
el
semáforo se habrá vuelto a estropear
en
ese instante,
y el
vuelco al corazón sucumbirá
al
trajín de las mentiras.
Después,
seguiremos perdiendo el tiempo
rápidamente,
tan rápidamente
que
ningún cuerdo pensamiento
alcanzará
siquiera a sugerir la opción
de
inmiscuirse en nuestras vidas,
porque
quizás solamente acuda
a
importunar con sus fatigas.
Nada
importará y lo repito.
Nada
inquietará la rutina
que
nos vive cada día,
que
nos mella a cada instante,
que
mutila rebeldías.
Porque
la boca del tornado
nos
engulló hace tiempo,
ensordeció
el oído del que oía,
y
cegó con su desorientadora vorágine
la
mirada más límpida.
Porque
nos hizo morder el polvo
con
látigos de indeleble tinta.
Porque
golpeó con fuerza
la
dignidad del digno
y
oscureció el sueño del soñador.
Pero
la poesía congelaría su cálido hálito,
si
los versos acallasen su voz
y
dejasen de gritar.
De
gritar al poder, a la usura,
a la infamia, a la codicia,
a la
cobardía, al pasotismo,
a la
ignorancia hipócrita,
a la
mentira…
asexuadas
meretrices de apátrida lujuria
que
buscan el vano halago,
onerosas
recompensas
y un
lugar donde dormir.
De
gritar.
De
gritar sí.
De
gritar no.
De
gritar que se debe,
que
se puede,
que la
sonrisa aún
puede
vestir un rostro
y la
esperanza
pintar
un alma,
y
que siempre es hoy
para
ver salir el sol
de
la mañana.
©Concha González.
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