HOY
Hoy soy libre.
El saco de las horas
tribuladoras
yace vacío junto a mi cama.
El amanecer resolvió
ignorar
su monótona existencia
hasta el tercer día.
Solo hasta el tercero.
Lapso,
de tiempo en un tiempo
de tiempo en un tiempo
impermanente,
que enjuaga su boca jabonosa
en palanganas de marfil y oro
resplandeciente.
La tarde subió de tono
al abrazar
el asueto que la rondaba,
y fueron el anochecer
junto con el alba
partícipes de la rondalla.
Hoy soy libre.
Una taza de café sabático
me espera
tras la tardanza.
Un sofá, un periódico,
una carrera medida
y alguna charla.
Hoy
nadie parece saber
que existo;
quizás, tan solo,
las arrugas de mi cara.
©Concha González.
Imagen tomada de la red.
Imagen tomada de la red.