lunes, 25 de noviembre de 2013


(..nada de ti)

De ti
la muerte cotidiana
el sueño inacabado.
De ti
la tortura
el tormento
la desilusión.

Ya no hay esperanza ni horizonte.
No se encuentra la mirada cómplice.

No solo aterezen los fríos.
No solo  el viento zarandea

... no solo tiembla
la ausencia.

Quizás la equivocación
tenga nombre de promesa
y el silencio certifique sus silencios
con la sangre de esta guerra.

No cabe el perdón
en esta estancia

no caben futuros
no caben mañanas.

Si hubo un tiempo
en el que existir
fue de otros
nunca nuestro
porque de ti
ya ni el recuerdo.

De ti
ni el arrepentimiento.

©Concha González
Imagen de la red.


domingo, 17 de noviembre de 2013

MUERTES



MUERTES

Hay muertes que viven en vidas distanciadas,
pernoctando sobre viejos colchones de lana,
en régimen de pensión completa.

Hay muertes que viven
acomodadas en sus rincones.
Apenas si se atreven
a pedir turno de palabra
en este aforismo de voces.

Las hay que viven una vida
ajena a la previamente pactada,
ajenas al sentido originario que la nombra,
atragantadas con el café de media tarde.

Hay muertes muy tenaces con su muerte.
Algunas respiran los silencios,
como oxígeno vivificante,
otras, parecen desear asfixiarse
entre  ausencias,
como si pretendieran flagelarse.

Y también hay muertes tan sinceras
que mienten con certeza de vida.
Se pasean por los barrios conocidos
saludando afablemente. Incluso se presentan
a sí mismas y de vez en cuando asedian
a algún conocido indispensable.

Después están las  muertes vivas,
tan vivas que, probablemente,
todos y uno de nosotros
llevemos escondida  alguna
tras el rostro.

©Concha González.
Imagen cedida por Daly García
perteneciente a su álbum Natura. ©

viernes, 8 de noviembre de 2013

EL RECIBIMIENTO




EL RECIBIMIENTO

A veces es bueno madrugar.
Ser el primer cliente de la oficina bancaria
para comprobar sin dilaciones perezosas,
como los pagos obligados espolian 
a los buenos ciudadanos.
Coger el coche temprano
para dar esquinazo o no estamparse
contra algún radar recaudador,
insomne y deshumanizado.
A veces es bueno madrugar,
sentir la helada mañanera
afeitándote el aliento,
desperezando de un solo golpe 
la equivocación de existir
por algún que otro sueño.
Es bueno madrugar.
Darte cuenta de todo
aún sin enterarte de nada,
para no contrariar 
las expectativas reestrenadas
en cada recién despertar.
A veces es bueno madrugar.
Así cuando la vida decida regresar 
de su viaje sin retorno aproximado
tú...
serás el primero en avistarla.

©Concha González.
©Imagen propia.