AL FINAL
Al final
nunca se sabe
si la estancia pudo ser agradable
tampoco
si se retiene alguna queja
apretándola contra la mísera conciencia
para salvaguardarla
de posibles e inesperados arreglos.
No se sabe
si los sofás compartidos
aún conservan los huecos de la vida
o si bien
recuperan su forma originaria
tras las marchanzas precipitadas.
No se sabe
si el azul
(que ayer correspondía a los cielos)
hoy será simplemente
una palabra como cualquier otra
un color como cualquier otro
porque...
al final, nunca se sabe
ni cómo comienza el todo
ni cómo acaba la nada.
©Concha González
Imagen de la red
Imagen de la red
Posiblemente (no tengo elementos ciertos de juicio todavía) el final sea una anécdota como cualquier otra. También el principio, me temo. Damos demasiada importancia a la luz al final del túnel, haces bien en desdibujarlo. Un abrazo
ResponderEliminarLe damos mucha importancia porque suponemos que la tiene. Otra cosa será que la tenga o no, ya que, como tu bien dices, nos suelen faltar elementos de juicio. Un gran abrazo y gracias por tu lectura una vez más.
ResponderEliminarAmén, querido Fernando. Sin duda la duda ofende. Ofende a la salida, a la seguridad, a la cotidianedad...pero no a la realidad, ya que, sin duda, la duda existe en cada uno de nosotros en determinados momentos. Un abrazo compañero.
ResponderEliminarPues sí, Fernando, así es. La incertidumbre principio de todos los principios del amor eros. La seguridad en estos ámbitos siempre es relativa.
ResponderEliminar