PUEDE
Qué típico de ti
dejar con la última palabra
mis labios rotos.
Puede
que el silencio
asido a la fiel costumbre de acallar
los combates de tu parecer
comenzase a pensar por ti
y para ti.
Puede
que escondido
tras su tonada incomprensible
abogue por el derecho
a la comprensión.
Puede
que redundando en su defensa
abogue
que redundando en su defensa
abogue
por una de esas comprensiones
enmascaradas de sutileza
de melancolía
de adicionadora y esperanzadora tristeza.
Puede que
ahora
ahora
la mente permita a tu boca
practicar el duro ejercicio
de la voz despronunciada
porque
puede que ayer
fuesen tus labios los rotos
porque
puede que ayer
fuese por tus labios rotos
por donde se escapó
la palabra.
©Concha González.
imagen propia©
Desde luego que sí. Hablar por hablar puede enmudecer, bajo el resto de la paja verborréica, lo esencial, lo importante. Pero, querido Fernando, también existe la callada por respuesta. Esa, y perdona mi intolerancia, esa es la que a mí, me solivianta.
ResponderEliminarMe alegra haberte encontrado, Concha, veo poemas muy intensos en el blog, así que voy a intentar darme el gusto de seguirte de cerca.
ResponderEliminarNamasté.
Pues aquí estoy... para siempre que te apetezca leer alguna de mis letras. Un placer saludarte Morgana.
ResponderEliminarPuede que sea uno de los textos más auténticos, más escarbados de un interior que te he leído nunca en este blog.
ResponderEliminarY no digo más, me quedo en el silencio.
ABrazos
Qué decir Amando ante tus palabras... nada más que compartir ese silencio del que hablas.
ResponderEliminarAgradecerte una vez más varias cosas: tu atención, tu lectura atenta y tu atento tiempo. Un gran abrazo.