martes, 22 de octubre de 2013
LABIOS ALINEADOS
LABIOS ALINEADOS
Nunca tuve más tiempo
que el perdido entre tus días taciturnos.
Ningún otro me habló del silencio descarado
que mordía con ahínco nuestros labios alineados.
Ningún otro me explicó la loca calma, la urgente calma...
la calma.
Ningún otro me había habitado antes
entre la espesura sorda del bullicio.
Ninguno me perdió entre su templo de risas
y me protegió con su escudo acrisolado
de "ahoras inmediatos".
Ninguno.
A veces, sucumbo a la traición impertinente
de mostrarme cuerda
y forcejeo a duras penas con la realidad.
Otras, permito a la costumbre que me arrastre
hacia su cueva protectora,
hacia su cueva bienintencionada
hacia la cueva de calores hogareños, cándidos,
vencidos o vencedores,
¿quién lo sabe?...
A su lado el tiempo parece no tenerse,
parece bruma inacabable, intocable,
imperdible,
libre.
Pero hoy, el disfraz de cuerdo
que un día tomé prestado
de algún tendal del barrio,
se me quedó pequeño
de talla y de ánimo.
Hoy voy a dejar el presente,
aunque solo sea a ratos blancos.
Me iré pujando la mochila
de los viajes perentorios, desarraigados.
La llevo repleta de dudas limpias,
fragantes, expectantes.
Me voy.
Abandono esta ruina de secuencias custodiadas
para volver a verte,
para desalinear tus labios alineados,
para volver a verte.
Quizás, hasta logre sorprender al tiempo
con mi llegada inesperada,
ese perdido
entre tus días taciturnos
que un día tuve.
Ese perdido...
©Concha González
imagen propia©
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Llegué por casualidad; pero me ha gustado lo que he leído, así que con tu permiso
ResponderEliminar...Me quedo...
Gracias por compartir tan bellas letras.
Saludos.
Pues a mí me ha gustado tu presentación bienvenido a este lof de bajo coste que me han prestado por un tiempo. Gracias por tus palabras.
EliminarComo siempre, tramas una arquitectura del poema de forma magistral. Creas atmósfera. Esta vez, sin embargo, he vuelto a sentir algo de lo que -en los últimos textos- creí que te habías liberado. A mi juicio, y discúlpame, nadie entiende mucho de esto, hay demasiados calificativos. El adjetivo, cuando no da vida, mata, decía Huidobro. Pero ya digo, es una opinión.
ResponderEliminarPor lo demás, sigues teniendo la poesía dentro.
Abrazos, siempre
Estimado Amando, tomo nota (dentro de lo que pueda), ya sabes que para mi tu opinión es altamente valiosa. Desde luego que meter demasiados adjetivos a algo que a lo mejor no lo necesita solo empobrece un escrito, no me cabe duda alguna. Me aplicaré el cuento. Un abrazo muy grande.
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