LAS MARIPOSAS
Te vi de lejos.
Fue entonces
cuando comprendí
los suaves revoloteos
de las mariposas libres,
sus pletóricos balanceos
en el columpio tímido
de mis entrañas tímidas,
ajenas a todo miedo,
a todo duelo,
anexas a un firme deseo,
el de permanecer allí confinadas
por un tiempo eterno.
Formaban volutas párvulas,
sin temor alguno a ser capturadas
por coleccionistas de ensueños,
de besos, caricias y ruegos,
que protegieran sus ínfimas almas
de realidades vanas.
Y quise ser mariposa,
tener sus sueños,
su ir, su venir
por los sinuosos misterios
de seres que claman en los silencios
sus dichas y desdichas
sus ilusiones y anhelos.
Limbos sagrados,
misterios adivinados,
secretos a voces
pero siempre callados.
Quise ser mariposa,
mover sus coloridas alas,
posarme en tus manos
cándida, enamorada,
ciega,
felizmente aprisionada.
felizmente aprisionada.
Cuando te vi de lejos
mis mariposas me hablaron
desde mis entrañas.
© Concha González.
Precioso. Ese cosquilleo de mariposas, a veces tan difícil de expresar y sentirse mariposa libre... una invitación a la imginación.
ResponderEliminarGracias Elena.
ResponderEliminar¿De verdad existen esas mariposas...?
Eliminar¿De verdad?
Un saludo bien grande
Han de existir. Son la señal inequívoca. Un saludo.
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