martes, 16 de octubre de 2012

La rebelión.



LA REBELIÓN

No recuerdo con exactitud
el momento de la rebelión.

De las carencias infringidas
a fuerza de Ley y Espada,
guardo un semblante anónimo,
la cara y su cruz fundidas
en promesas desarraigadas,
el anverso y su reverso estrellados
contra  manos desatadas.

Soñar arrastra a pecar.
Pecar arrastra a soñar.

En ese juego vituperable
de afrentas y sueños sordos,
de vidas nuevas
envejecidas por tiempos
encorsetados, rigurosos...
nadie gana,  pierden todos.

Al dado loco
de las cuatro caras
se le borraron los puntos,
los números, las almas.

El mundo gira,  la vida sigue.
La lluvia cala las ropas
del que camina vestido.
Nadie desnuda su cuerpo
al comenzar la insania
de los cielos nuevos.

La memoria duerme en silencio
arropada bajo un manto de causas
y, despierta, en silencio también,
cuando el manto claudica
de abrigarla.
En el frío despereza
el  aliento que de vaho disfraza
los ojos irredentos
por los que todas las miradas pasan.

No recuerdo el momento exacto
de la rebelión,
pero sí
las armas.

© Concha González.
Imagen tomada de la red.


No hay comentarios:

Publicar un comentario