viernes, 5 de octubre de 2012

DESPERTÉ


DESPERTÉ

Desperté
de un sueño de semi inconsciencia.

La imponderable droga
de banalidad, mundanalidad,
hipocresía, bocas vacías de fondo y forma...
narcotizaba el tiempo efímero, 
préstamo de vida en esta vida.

Y pude ver 
con ínclita claridad,
a un mundo que planeaba, día tras día,
sobre futuros sin cimientos. 
También,
como caminaba a la vera
de atávicos precipicios traicioneros.
Como asentía y consentía ecléctico,
que deslealtades abrigadas
con pieles de zorros hambrientos,
libaran su esencia.
Como observaba sin ver,
con ceguera de muerto,
que nada ni nadie era eterno
en cuerpo y palabra.
Como gritaba emulando llantos ajenos
arropado por  invisibles silencios.
Como exhalaba frescos alientos
para que más tarde el hombre
los transformase en fétidos y macilentos.
Como expoliaba su propio oro y riquezas
con manos humanas manchadas 
de egoísmos acérrimos.
Como agonizaba en secreto;
secreto que a voces clamaba
por ser descubierto.

Pude ver 
que sus pies
ya no tocaban suelo... levitaban
al ritmo del miedo.

En mi visión semi inconsciente
el mundo yacería frío e impertérrito,
humillado, maltratado,
a los pies del universo.

Desperté.  
Había sido, tan solo, 
un mal sueño.

©Concha González.
Imagen tomada de la red.

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