viernes, 24 de agosto de 2012


LA BAÑEZA
SENTIMENTALANZAS

Donde mi ser intangible,
eternamente en obligada vigilia,
materia aún no formada, bosquejo reverberado
de un cuerpo y su espíritu,
decidió patriarse, abrir una puerta a la vida,
romper cadenas de cárcel  
de una inexistencia tímida.

Y pasé a formar parte 
de la gran familia.
Y pasé a ser hija 
de aquellos cielos,
de aquellos suelos, de aquel hálito etéreo
que hoy redime mi sueño.
Que enumera mis pasos andados
mientras predice silente
los que aún no han sido dados.

Y comí en esa gran mesa
donde ingentes manjares 
alimentaban el linaje
que desde tiempo poblaba 
esa  bizarra tierra.

Donde la patria se hizo nombre
y el nombre se deletreó LA BAÑEZA.

Donde mi nacencia admitida
profunda y prístina, sugirió,
en la grandeza de su acto,
aferrarse a esa ínclita raíz inmóvil,
perpetua en su abolengo,
para crecer incólume
para sentir su profundo aliento.

Donde las calles comienzan,
donde termina el albor de su esencia.
Donde las miradas oprimen los corazones
de los bañezanos que al partir se alejan.
Donde palpitan azogados
con la mera esperanza
de su majestuosa presencia.

©Concha González.

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