domingo, 5 de agosto de 2012



ATADURA

Ataste de pies y manos
su voluntad castrada
fatua de vivir sin aire
agorafóbica del silencio
de la soledad, del desencuentro
del vacío impertérrito
hetera insalubre de decadentes lamentos.

En su lánguida otredad ansiada
en su estulticia cansada de inanes errores
en su desvelo insomne 
por un sueño a destiempo
que aún le responde...
se dejó atar.

Y fue en su inmovilidad
desde donde prometió 
volver a la vida
resucitar de su inmortalidad fingida
caminar erguida
mirar al frente
correr y perseguir a su suerte perdida.

En su inmovilidad
alcanzó a pisar el ayer de su muerte.

Y a sus peregrinos pensamientos
(ansiosos de habitar eternos en su mente)
los encerró con su propia obsolescencia
en una anacrónica cárcel
de vidas ausentes.

©Concha González.

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