(... mientras tanto)
Ya no sonríes.
Si acaso,
tu boca esboza
una mueca errática, despistada...
al mirar al frente de la marcha.
El tren vespertino
lanzaba a los aires,
mil veces su ritual llamada
y tú, mil veces
la ignorabas.
Así es el tiempo...
jamás da su brazo a torcer.
Y tú, mientras tanto,
ya no sonríes.
©Concha González.
Imagen cedida por Daly garcía.
Solo es prudente sonreír cuando vas mirando en sentido contrario a la marcha del tren, creo.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Supongo que así es, ya que es única manera de no ver lo que se te puede avecinar...
EliminarUn abrazo Amando.