martes, 13 de agosto de 2013
AUSENCIAS
AUSENCIAS
Quizás no sea mala idea
aprender a establecer desemejanza
entre ausencias.
Las hay que están como señuelos,
impertérritas, mirándote a los ojos,
dispuestas (en cualquier momento)
a ser pasto de palabras
en los días sin dueño y en las noches estultas.
Y las hay que están.
Sencillamente.
Aunque no te miren a los ojos,
ni sean pasto de palabras, están.
Y pernoctan, se alimentan y comprenden
-como tú mismo lo haces-
que un buen café por las mañanas
es el mejor de los regalos
para comenzar el día.
©Concha González.
Imagen propia©
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hay ausencias de clase muy diversa. Las hay que arrancan trozos de esa felicidad de la que hablamos hace dos poemas, algunas se la llevan completa. Otras son un verdadero alivio. Para ejemplo, vaya esta anécdota de un antiguo compañero, asturiano hasta la médula, que tenía por vecinos de su piso a los mormones. Una tarde llamaron a su puerta y, al ver que se trataba de los vecinos, al hombre le dió corte y los dejó pasar. Ya en el salón, comenzaron su intento de captación, preguntando "¿ A vd. no le gustaría una vez muerto, volver a encontrar a todos sus parientes y familiares que le precedieron?. Y este contestó. " A no, eso no. Costóme trabajo mandalos p´allá!
ResponderEliminarEnhorabuena por conseguir el patrocinio de Nescafé para tu blog.
Desde luego que sí Fernando. Vivimos entre ausencias y presencias. Y que sepas (aunque sea desde este blog que ahora sí esta presente ) que yo sin mi café mañanero, ni a atropar duros (como se dice por mi tierra). Abracines.
ResponderEliminarLas ausencias presentes se me presentan como presencias ausentes. Luego se ausentan de mi presente.
ResponderEliminarAbrazos.
¡vaya lío! entre presencias y ausencias anda el juego... Un gran abrazo Amando. Siempre agradezco tus visitas.
Eliminarmuy bonito, me a gustado ;) :)
ResponderEliminarMuy amable Andrés Sepúlveda. Un saludo.
Eliminar