sábado, 25 de junio de 2016




Lo que no ha de perdurar.


Jamás,
como en una hoguera
de ojos encendidos,
descuidarás el encierro
de lo que no ha de perdurar.

Siempre alerta
asomarás, tan solo,
el reborde del
orgullo,
(autoestima dicen aquellos
que dominan el lenguaje
del silencio)
como propósito de luz,
enfrentando los caminos
que ya rinden pleitesía
a la contienda.

Jamás,
como en un ímprobo
desmedir de lugares
y secuencias,
dormirás el sueño prieto
del lactante,
                     ya no...,
ansiado anhelo
del que pretende renunciar
a finales concluidos
entre esta ara de cifras detalladas
que nos vicia.

Ya no,
Ya no descuidarás
el encierro
de lo que no ha
de perdurar.

©Concha González.

sábado, 11 de junio de 2016




El final de todas las cosas.


Cuando el agua
tan solo sea
agua
y apenas calme ya tu sed,

cuando se haga advenediza
y se deslice, inconsecuente, hacia otra tierra
herida,
herida, quizás, por la  irreversible canícula
de algún otro verano reinventado,
no sé, puestos a decrecer en tiempo...,

cuando te empape,
                          el agua,
y te recorra
semejando un sudor frío
que corte como filo de catana
y, sin embargo, a ti
no te alcance ni siquiera
a estremecer

cuando todo eso ocurra,
cuando todo eso enfangue y desestabilice
tu tierra...

no digas que no te lo advertí.

El agua a veces es
el final
de todas las cosas.

(C) Concha González.