ESTA NOCHE

Esta noche

te reclamaré. 

Entero,

libre,

secreto.

Deshaz tu alianza

manchada por mi dicha,

borra su indeleble huella

con nuestros hambrientos besos,

con nuestras caricias clandestinas.

Suspende tu tiempo

por nuestro tiempo;

instantes congelados

(sutilmente conservados)

derritiéndose zainos 

 a través de los recuerdos,

por la cernada exigua

del ardiente fuego.

Esta noche

tan solo.

Tan solo esta noche

te reclamaré.

©Concha González.

LA ESCUCHA

Me nombraste
en la conciencia
y, los vientos cómplices
arrastraron las palabras mudas
hacia mis ansiosos labios,
expectantes de locas locuras.

Las pude escuchar
traspasando muros 
de soledad,
de miradas caídas hacia cansados suelos,
traicionando pensados pensamientos
que habitaban tan solo
en esos sueños nuestros, 
tan solo nuestros.

Las pude escuchar,
menesterosas de mis atenciones desatendidas,
penetrando zainas
en el erial de mis emociones dormidas.

Las pude escuchar
traspasar mi sordera selectiva
y nombrarme en la conciencia dormida,
mientras
los vientos cómplices de mis sueños
las arrastraban hacia mis labios...
para hacerlos pronunciar tu nombre
casi obligados,
en el silencio inerme
en el silencio ausente.

© Concha González.

EL PRINCIPIO


Puede 
que ya fuese así
desde un principio.


Repentinamente
me vi disfrazada 
de ti mismo,
de tus fantasías
de sobrecama bajocuerda,
de tus sueños lúdicos
e insatisfechas quimeras.
Repentinamente,
me vi
en la vorágine
de tus pueriles saltos 
de saltimbanqui de feria
hacia desérticos pozos
(agonizantes perpetuos)
de agua de vida
y de vivos fuegos.
Me vi
esquivando 
en nuestra silente barahúnda
tus palos de ciego,
los cuales sobrevivían amparados
en tu sempiterna inseguridad
y tus miedos a destiempo.


Pero...
puede
que ya fuera así
desde un principio.


©Concha González